Hoy en día, el sexo está en todas partes. De hecho, se puede decir que vivimos en una sociedad hipersexualizada. Y es que, el bombardeo ya no solo nos llega a través de Internet. Si echamos un vistazo a las películas más taquilleras, a los libros que se convierten en superventas en cuestión de semanas o a las listas de éxitos musicales del momento, es fácil encontrarnos con referencias constantes y explícitas en torno al sexo.

Lo cierto es que, tras tantas décadas de opresión y negación, que por fin podamos hablar sobre nuestra sexualidad abiertamente y sin tapujos, es una buenísima noticia. Sin embargo, en ocasiones, esta misma situación puede volverse contra nosotros si no nos abrimos a todas las posibilidades que existen y nos quedamos solo con lo que nos cuentan, con lo que vende, con aquello que resulta más atractivo (a primera vista). En otras palabras, un sexo superficial y vacío de intención. Lo que viene a ser, mucha cantidad y poca calidad.

LA ENERGÍA SEXUAL ES CREADORA 

¿Alguna vez te has preguntado qué es el sexo? ¿cuánto sexo es demasiado sexo? ¿cuánto es “lo normal”? ¿dónde se origina ese impulso que nos empuja al contacto físico? ¿por qué existen personas más “sexuales” que otras? ¿más activas que otras?  O, incluso, ¿por qué algunas personas parecen disfrutar más que otras?

La respuesta a la mayoría de estas preguntas está siempre dentro de nosotros mismos. Sin embargo, a menudo nos dejamos llevar por el discurso social establecido, por la cultura en la que vivimos y por el sistema de creencias que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida.

Pero es que, la sexualidad humana no se reduce tan solo al encuentro sexual con el otro, al coito y ni siquiera al orgasmo, tal y como nos han hecho creer demasiadas veces. El sexo va mucho más allá del cuerpo. En realidad, se trata de un flujo de energía que trasciende todas las barreras físicas y que todos y cada uno de nosotros llevamos dentro desde que nacemos hasta que morimos.

Por su naturaleza creadora, la energía sexual es una de las herramientas más poderosas de las que disponemos. Y, por ello, hemos de tomar conciencia de que nos pertenece y somos nosotros quienes debemos tomar las riendas con amor, en vez de dejar que nos controle o invada y nos lleve por un camino que no es el que nos hace sentir bien o conectados.

 

LO QUE NOS DICEN Vs LO QUE SENTIMOS

Como señalamos anteriormente, desde el exterior -los medios de comunicación, la industria del entretenimiento, nuestro grupo social, etc.- nos llegan mensajes que sugieren que deberíamos practicar sexo a todas horas, sin importar el cómo, el quién o el para qué. Pero, de lo que nadie habla, es de la frustración que este discurso provoca en tantas y tantas personas que, por un motivo u otro, no son capaces (o no desean) cumplir dichas expectativas.

Cada día, hay más gente que decide dejar de mirar hacia afuera y poner el foco dentro de sí mismos. Atreverse a cuestionar lo establecido y hacerse preguntas tan potentes como: ¿qué es lo que quiero?, ¿me apetece practicar sexo? o ¿con quién y de qué manera? puede cambiar radicalmente la forma en la que nos relacionamos con nosotros mismos y con el mundo.

Lo más dramático de todo esto es que, cuando comenzamos a cuestionarnos algunas de nuestras conductas más arraigadas, nos damos cuenta que, muchas veces, hacemos cosas que ni siquiera deseamos de verdad. Y esto pasa demasiado a menudo con el sexo. Por ello, a continuación, te proponemos que revises tus creencias sobre la sexualidad y tu forma de vivirla. Solo así, lograrás conectar con tu energía sexual y dirigirla exactamente hacia donde tú quieres.

 

Gestiona TU ENERGÍA SEXUAL

Para volver a tomar las riendas de tu energía sexual, lo primero que has de hacer es echar la vista atrás y revisar cual ha sido tu relación con el sexo a lo largo de tu vida (sí, sí, desde que naciste hasta el momento presente). Averigua, también, cómo fue el momento de tu concepción y qué valores o creencias han podido transmitirte tus padres en torno a la sexualidad. Es importante que seas sincero contigo mismo y que no temas descubrir aquello que puede doler. Recuerda que, para sanar, primero hay que poner luz sobre la oscuridad.

A continuación, haz dos listas: una con todo aquello que te ha gustado y has disfrutado genuinamente a lo largo de tu experiencia sexual y otra, con todos los momentos que, o bien te hicieron sentir mal, o ni siquiera te hicieron sentir nada en absoluto.

Piensa cuándo te has sentido mejor, en qué situaciones y si estabas solo o acompañado. Piensa, también, en términos de energía: ¿sientes que el sexo te roba energía? o, por el contrario, ¿te activa milagrosamente? ¿eres más o menos creativo en épocas de intensa actividad sexual o en temporadas de abstinencia?

Finalmente, puedes hacer uso de algunas técnicas que pueden serte de gran ayuda como, por ejemplo, la escritura, el vídeo o incluso de un collage, para plasmar todas las respuestas a estas preguntas y todos aquellos pensamientos que te hayan venido a la cabeza durante el ejercicio. De esta forma, podrás visualizar fácilmente verdaderos deseos y necesidades en torno al sexo y actuar en coherencia con ellos de ahora en adelante.

Cueste lo que cueste y digan lo que digan. Porque, recuerda que, la energía sexual es creadora y tú, el creador de lo que sea que desees materializar en tu vida.

Te animo a que compartas este artículo con todas aquellas personas que podrían beneficiarse de esta comunidad de personas conscientes y abiertas a las maravillosas enseñanzas que nos regala Libertad Cuántica.

¡Gracias por estar al otro lado!

Sami Osorio de Libertad Cuántica