Decía Pablo Neruda que: “Si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida”.

Sin embargo, a veces, es el propio amor el que nos aprieta y parece que vaya a asfixiarnos. O, mejor dicho, es el desamor el que nos pone sobre las cuerdas, la no correspondencia, el engaño y el abandono que, tan a menudo, suelen ir de la mano. Pero, ¿es normal que el amor duela tanto?

CUANDO EL AMOR DUELE

El amor es un estado casi indescriptible. Muchos son los que han intentado plasmarlo en palabras o en lienzos, y algunos hasta han conseguido acercarse sutilmente a su verdadero significado. Sin embargo, existen tantas formas de entender el amor como personas hay sobre la faz de la Tierra. Cada uno de nosotros lo vive y lo expresa de una manera distinta y esa es, precisamente, la magia y la riqueza del mismo. Así es esta fuerza arrolladora que, a veces, nos toca y, a veces, se nos escapa por entre los dedos de las manos sin poder hacer nada para evitarlo.

Es cierto que el amor puede ser muchas cosas, pero no es sufrimiento. Al menos, no debería serlo. Y si has de quedarte con alguna de las ideas que te regalo hoy en este artículo, espero que sea ésta. Llevamos demasiado tiempo creyendo que el sufrimiento, los celos y las lágrimas forman parte de la receta del amor. Pero no es así, de hecho, lo que muchos no saben es que el amor es una de las energías más bonitas y poderosas que el ser humano es capaz de generar por sí mismo. Aunque, por supuesto, como con cualquier otra energía, hay que saber manejarla para no dejarnos llevar por su fuerza descontrolada. Y, justamente, aquí está la clave del éxito en el amor, como veremos a continuación.

MIRANDO HACIA DENTRO

A menudo nos volcamos tanto en nuestras relaciones, en complacer, en querer y en darle todo lo mejor, que acabamos por olvidarnos de nosotros mismos y de nuestras necesidades. Es en estos momentos cuando suelen surgir los problemas, los desencuentros y también el sufrimiento. Pero también es el momento de despertar y de tomar consciencia de la desconexión en la que hemos estado viviendo todo este tiempo.

Desde estas líneas me gustaría animarte a que no te quedes anclado en el dolor, sino que aproveches para aprender la gran lección que la vida está poniendo ante ti. Porque, cuando el amor duele, es señal inequívoca de que es hora de volver a poner el foco hacia dentro, hacia uno mismo.

El flujo del amor es cíclico, nace desde lo más profundo de nosotros y, aunque está bien que salga hacia fuera y que impregne todo nuestro alrededor, las personas con las que compartimos nuestra vida, los animales y hasta las cosas, no olvides que debe volver a ti para nutrirte de toda su energía. Tan solo de esta manera, el ciclo del amor podrá seguir su curso suavemente y sin atascos.

El amor hacia uno mismo es el gesto más sincero y bello que puede tener el ser humano.

CAMINANDO DE VUELTA AL AMOR

Como he intentado transmitirte a lo largo de este artículo, el amor no es una batalla que ganar o perder. El amor es un flujo de energía sin fin, que va y que viene. Por lo tanto, olvídate de todas aquellas consignas sociales y culturales que nos empujan a creer que el amor está fuera de nosotros y que más vale que contemos con la suerte de nuestro lado si queremos encontrarlo.

El amor está dentro de ti, en lo que haces, en cómo te hablas, en cómo te miras y, por supuesto, en cómo lo expresas al mundo exterior. Si sientes que has perdido la conexión con la frecuencia del amor, presta atención a los siguientes consejos que seguro que te ayudarán a caminar de vuelta al Ser:

  • Escucha a tu niño interior: puede que, a priori, no entiendas bien qué tiene que ver tu niño interior con el amor que sientes como adulto. Pero, déjame decirte que él sabe mejor que nadie qué es el amor en su esencia más pura y cómo saciar tu sed. Escúchale, presta atención a las señales que te manda día a día y dale el espacio que necesita para florecer.
  • Prioriza tus necesidades: si tú no te cuidas y te amas, va a ser imposible que puedas cuidar y amar a otros verdaderamente. Tú eres lo primero, priorízate, tan solo tú puedes hacerlo. Verás que cuando dedicas un tiempo cada día en cubrir tus propias necesidades (sean de amor o de cualquier otro ámbito), te sentirás con más energías para amar a los demás y ofrecer lo mejor de ti.
  • Aprende a estar contigo mismo: como ya hemos visto en artículos anteriores, la soledad no tiene por qué ser sinónimo de tristeza. Te animo a que pases tiempo solo y aprendas a estar en paz en compañía de ti mismo. Descubrirás muchísimas cosas de ti que no sabías y que te ayudarán a navegar tu día a día con mucho más amor y mucha más calma.
  • Ama sin esperar nada a cambio: es cierto que el amor es cíclico, pero no caigas en el error de esperar que el flujo de energía sea directo de una persona a otra. Es decir, no porque tú ofrezcas tu amor a una persona concreta, ésta te ofrecerá a cambio su amor también. Las energías no siempre funcionan así. Entrégate en cada momento sin esperar nada a cambio y, sobre todo, en la confianza de que la vida te devolverá ese amor. Quizás lo haga bajo otra forma, otro tiempo u otras personas, pero ten por seguro que te lo hará llegar de vuelta.

ENTRENANDO EL CORAZÓN

Si te has quedado con ganas de saber más, te recomiendo que te pongas en contacto con nosotros y te informaremos de uno de los caminos más bonitos para alcanzar este equilibrio contigo mismo y entrenar el corazón, hablamos de la Libertad Cuántica. En estos momentos, estamos ofreciendo una formación exclusiva en Libertad Cuántica que te permitirá descubrir esta herramienta y ponerla en práctica desde el primer día. Escríbenos, cuéntanos qué te ha parecido esta entrada y solicita información sobre el curso.

Recuerda, además, compartir este artículo con todas aquellas personas que podrían beneficiarse de esta comunidad de personas conscientes y abiertas a las maravillosas enseñanzas que nos regala Libertad Cuántica. ¡Gracias por estar al otro lado, y feliz viaje hacia dentro!

Con todo mi cariño, Sami Osorio