Aumenta tu amor propio cultivando estos 8 hábitos

Tener más amor propio es posible, incluso aunque pensemos que hemos tocado fondo. En la Escuela de Libertad Cuántica hemos atendido a muchas personas que llegan a nosotros buscándose a sí mismos y siempre les decimos que el primer paso a realizar es aprender a quererse.

Puede parecer sencillo pero, realmente, es una de las cosas más difíciles en la vida. Muchas veces no nos damos cuenta, pero nos tratamos a nosotros mismos mucho peor que a los demás. Nos ponemos en la última fila y dejamos que el resto de la gente que nos rodea tome las primeras.

En la Escuela podemos enseñarte a recorrer el camino del Amor para lograr la paz interior y la tranquilidad. Por el momento, esperamos que disfrutes de este artículo en el que te hablamos de 8 hábitos que puedes cultivar para tener más amor propio.

Qué es el amor propio

El amor propio es la manera en la que te quieres a ti mismo, el reflejo de la confianza que depositas en el yo. Es un estado imperturbable que no admite dudas o momentos de debilidad. Cuando tenemos amor propio tenemos autoestima y lo que los demás opinen o digan de nosotros no nos afecta.

El amor propio se tiene que cultivar. No es algo que sea innato. Es cierto que hay personas que se quieren más que otras, pero esto solo significa que unos tendrán que trabajarlo más y otros menos.

Amarse a uno mismo significa confiar en que todo estará bien, en que el Universo nos sostiene. Pero también es saber tomar acción en la vida y perseguir nuestros sueños, pasando de la pasividad a la acción.

Una persona que se ame a sí misma sabe disfrutar de la vida pero también tiene la disciplina necesaria para trabajar cuando hay que hacerlo.

Cómo saber si te amas a ti mismo

La mejor manera de saber si te amas a ti mismo es vigilar la manera en la que te tratas y te hablas. 

¿Te hablas con amor? ¿Te sientes sostenido por ti mismo? ¿Te perdonas con facilidad? 

O, por el contrario…

¿Te culpas constantemente cuando cometes un error? ¿Te insultas dentro de tu cabeza si las cosas no salen bien? ¿No confías en que puedes lograr aquello que te propones? ¿Dejas que otras personas te menosprecien sin ponerles límites?

Si has respondido a la mayoría de estas preguntas que sí, es probable que necesites cultivar tu amor propio, pues no te amas a ti mismo todo lo que deberías.

8 hábitos para tener más amor propio

1. Háblate como le hablarías a un ser querido

Déjanos que te preguntemos una cosa: ¿cómo le hablas a tus amigos, a tus padres, a tus hermanos pequeños y, en general, a aquellos que quieres? ¿Si hacen algo mal, se lo echas en cara? ¿Les recuerdas lo poco que valen?
Seguro que no. 

De hecho, seguramente, cuando un amigo viene a contarte un problema lo tratas con cariño, comprensión e intentas hacerle ver que su problema tiene solución, o que no es tan importante.

Esa compasión que muestras por los demás es la que tú también te mereces.

Por eso, prueba a detectar en qué momentos te hablas mal o te menosprecias y, cuando lo hagas, párate un momento y di “no, no me merezco esto”. Después, cambia esa frase crítica por una compasiva y cariñosa como: “las cosas han salido mal, pero tú lo hiciste lo mejor que pudiste, eres muy valiente”.

Esta también es una forma de mimar y proteger a tu niño interior. Al final, cuando te criticas a ti mismo es como si estuvieras regañando al niño que fuiste. Esto le hace sentir desgraciado y, en consecuencia, a ti también. Recuerda esto siempre que quieras culparte porque algo ha salido mal y crearás un hábito de amor propio muy arraigado.

2. Evita comparaciones

Uno de los principales síntomas de no tener amor propio es compararse continuamente con los demás deseando llevar su vida o ser ellos. Imagínate el daño que le haces a tu yo pensando de esta manera.

Tú eres único, especial y, si intentas imitar a otra persona, perderás aquello que te hace mágico. Así que cuando te veas comparándote con los demás porque crees que llevan una mejor vida, son más guapos o tienen una casa más grande, piensa en que tú también puedes tener todo eso si enfocas tu energía en trabajar más en ti mismo, y no en compararte con los demás.

3. Aprende a poner límites

Uno de los síntomas de falta de amor propio en poner a los demás frente a uno mismo. Cuando priorizamos la felicidad del resto por encima de la nuestra, creyendo así que hacemos el bien, en verdad nos estamos faltando al respeto. No estamos actuando desde el amor, sino desde la sumisión.

Por ello te aconsejamos que aprendas a poner límites. Para practicar este hábito puedes empezar a decir “NO” cuando alguien te pida hacer algo que no deseas. 

Recuerda: “no” es una frase completa. No necesitas nada más para poner límites, ni excusas ni justificaciones.

4. Mímate en las ocasiones especiales

Mimarnos a nosotros mismos es esencial para demostrarnos que nos queremos. Así como tratas a los demás, trátate a ti mismo. Puedes regalarte flores, bombones, darte un día especial de masajes en un spa… O incluso tener citas contigo mismo.

Esto no significa que peques de quererte demasiado, sino que disfrutes de aquellos momentos en solitario que la vida te brinda, sin pensar en que estar solo te aburre o te parece insoportable, sino simplemente amando ese tiempo.

5. Conecta con tu Yo Superior

El Yo Superior es una parte de nosotros mismos que no vemos, pero que es infinitamente sabia, ya que es todo nuestro “yo”. Nuestro Yo Superior sabe responder a las preguntas que tenemos en cada momento, ya que lo ve todo.

Conectar con nuestro yo Superior es la mejor manera de amarnos, pues nos damos cuenta de que formamos parte de algo infinito. Nuestro Yo Superior también es nuestra madre y nuestro padre superiores, aquellos que saben qué es lo mejor para nosotros en cada momento.

Te animamos a aprender a conectar con tu yo superior gracias a la Formación de Libertad Cuántica que imparte nuestra escuela y que puedes explorar aquí.

6. Perdónate 

Cuando no eres capaz de perdonarte gastas mucha energía porque piensas una y otra vez en el mismo problema, olvidándote de estar presente en el momento y reabriendo una herida que no es capaz de cerrar. Como consecuencia, no logras amarte plenamente.

El perdonarte a ti mismo te permitirá vivir el presente en lugar de vivir del pasado; lo que significa que podrás avanzar hacia el futuro y podrás vivir una vida con propósito.

Piensa que todos cometemos errores. La próxima vez que cometas uno intenta recordar que tienes dos opciones:

  • Puedes machacarte hasta la saciedad y no pasar página.
  • Puedes aprender de ello y tenerlo en cuenta la próxima vez.

7. Confía en ti mismo

La confianza en uno mismo es vital. Piensa en cuántas cosas has dejado de hacer por no confiar en que eras capaz, al menos, de intentarlo, cuántas oportunidades has dejado pasar, cuántos caminos sin recorrer. Sin embargo, dudas, tienes miedo, sientes complejos. Y eso te hace sufrir la vida en vez de vivirla.

Para confiar en ti mismo aprende a tirarte a la piscina sin pensarlo demasiado. ¿Quieres aprender a patinar? Hazlo sin pensar en las veces que te caerás al suelo. ¿Quieres empezar un negocio? Hazlo sin pensar en que el fracaso.

Este hábito te ayudará a fortalecer tu autoestima porque te demostrarás a ti mismo que puedes hacer todo lo que te propongas o, al menos, intentarlo.

8. Dedícale unos momentos a la semana a hacer algo que te apasione

¿Te gusta escribir, hacer deporte, escuchar música…? Si tienes una pasión y no la cultivas sentirás que te estás fallando a ti mismo. Por eso, una de las mejores maneras de amarte a ti mismo es dedicarle un tiempo a la semana a hacer lo que más te gusta.

Al trabajar en algo que te gusta y te hace feliz, tus sentimientos también serán más positivos y estables.

Tener amor propio es un arte

Como ves, puedes cultivar el arte de amarte a ti mismo si incorporas a tu vida estos ocho pequeños hábitos. 

Amarse a uno mismo significa vivir en coherencia contigo mismo y aceptar tus cualidades y defectos, sin condiciones. Sin embargo, muchos no viven en paz porque viven desconectados de su corazón. De ahí que hay personas que no soportan estar consigo mismas, en silencio y sin hacer nada.